jueves, 7 de enero de 2010

Cuéntame un cuento

La moda y la publicidad mezclan historias y fantasías que apelan a emociones, deseos y un imaginario común de los consumidores para crear la fórmula mágica que los lleve a la satisfacción inmediata mediante el consumo. Consumo visual y también consumo tangible.

Por lo tanto los avisos presentan un “ había una vez”  modernizado y hasta banalizado mediante la inserción del producto o la marca. Los temas, en general, son elegidos cuidadosamente para impactar, ser reconocidos y decodificados de inmediato. Gratificación instantánea al introducirnos al mágico espacio de los objetos puestos en venta.

La fantasía perfecta de los cuentos de hadas se convierte así en refugio y promesa, en un escape momentáneo a un lugar donde todo puede suceder. Los avisos le dan vida  a un mundo idílico en donde los finales felices son siempre factibles y definitivos, y pasan a ser parte del “final feliz” que el producto, al ser revestido de poderes mágicos, hace posible para el consumidor al cumplir sus deseos. Deseos de consumo o anhelos de soñar.


Los ejemplos son numerosos y cada historia puede tener varias interpretaciones visuales. La Bella asiste a veladas mágicas junto a la Bestia, pero siempre con un vestido de diseñador. 


Alicia en el País de las Maravillas se ve sometida a los caprichos de la moda.

Un perfume es el pasaporte de entrada al íntimo mundo del Jardín Secreto.

Rapunzel vive al borde de la locura en una habitación desolada exhibiendo un look con aires victorianos y góticos como la última tendencia a usar.


Blancanieves aparece en varias facetas como víctima de la moda. Los siete enanos tienen que cargar las maletas de una Blancanieves adicta a este accesorio o vemos al personaje yaciendo en un ambiente envenenado que resalta su maquillaje y su atuendo; en otra representación no se puede separar de su objeto de deseo: su cartera.

 
 
La sorpresa nace al contraponer referencias infantiles a poses o actitudes que denotan la seducción y sensualidad de la moda; ensueño y agresión se fusionan para impactar.

En otros casos la historia no es tan reconocible, el ambiente es creado con símbolos fantásticos o mitológicos que pueden pertenecer a un cuento o a todos los cuentos. El espectador detiene su mirada un poco más de tiempo, sueña un poco más de tiempo tratando de identificar e interiorizar la ilusión presentada. El espectáculo es más sutil, se envuelve en un halo etéreo más cercano a las emociones que suscitan los cuentos de hadas.
 
 
 
 
 
Pero sea cual fuere el grado de adaptación y transformación de las referencias de los cuentos, siempre el objeto o la tendencia a vender se fusiona con la fantasía, se reinterpretan mutuamente para seguir sorprendiendo y atraparnos en su mundo paralelo.